Las primeras sesiones las dedicaremos a conocernos; recogeremos informaciones sobre el motivo que te lleva a consulta y sobre ti; te explicaré como funciona el proceso y decidiremos juntos la frecuencia de la sesiones. Conocerse es fundamental para delinear cuales son los factores que juegan un papel importante en el tipo de malestar que puedas sentir, y para saber que camino hay que seguir para alcanzar los objetivos del tratamiento. Para mi es importante que siempre te sientas cómodo y seguro, en un espacio donde no hay juicio.

Una vez claro cual va a ser el recurrido de la terapia, iremos preparando el terreno para que este camino sea fácil.

La intervención en sí es la parte en la que trabajaremos las experiencias que están relacionadas con tu malestar actual. Utilizaremos el enfoque de la terapia EMDR, un potente abordaje que nos permitirá alcanzar tus objetivos de una forma más rápida y con resultados duraderos, aunque la duración de esta fase dependerá de muchos factores, como de cuanto complejo es el problema, de cuanto arraigado está y de tu implicación.

En la fase final del proceso sentirás que los nudos se van disolviendo, el malestar inicial va disminuyendo, que puedes gestionar con facilidad situaciones que antes podían resultarte abrumadora y podremos ir espaciando las sesiones.